Vaya por delante una verdad tan grande como la cueva de Batman. En la redacción de Miau! Miau! Music Magazine nos encanta el ruido. El buen ruido, se entiende. Así que, por extensión, todo lo que surja de ahí, bienvenido sea para nuestros oídos.
Con esta confesión a modo de filosofía de vida podemos comenzar a reseñar el segundo disco de Ghost Transmission, Echoes, afirmando que el grupo se aleja de los parámetros analógicos de su debut – Apparitions (2014) – para abrazar el sinte y el loop, dejándose querer en unas canciones que ganan grandeza y melodía a cada escucha.
A estas alturas de la película no vamos a descubrir que el adn del grupo se encuentra en The Jesus and Mary Chain, The Raveonettes y, por ende, el muro de sonido sesentero de Phil Spector, pero lo que parece como un banquete de referencias musicales es, en realidad, una lección de cómo asimilar y ofrecer al oyente algo con entidad propia.
Hit the road o Curse and shoot son caramelos melancólicos de dulce voz y guitarra sucia que atrapan a la primera escucha, I’ll kill your mark es cuero sónico, oscuro y pasional, mientras que If you take your pride (and decide to leave) parece una retorcida versión de Roy Orbison en manos de los hermanos Reid.
Aunque no todo es rencor y oscuridad dentro de este disco. Lustful and ebony eyes aparece como la love story que quisiéramos cantar pero quedamos en silencio porque él / ella no está a nuestro lado, dando lugar a una muestra de esencia de la melancolía y la belleza en menos de cuatro minutos.
Todas estas cápsulas ruidosas rodean a Echoes of you, canción estrella del disco, donde el shoegazer entra en liza con la identidad del grupo y acaba en buen puerto.
En el fondo, Echoes puede sonar a película visionada con anterioridad, pero lo que narra gusta y se disfruta.